Un escalofrío me recorre el cuerpo. Empiezo a temblar. Mi piel, sensibilizada por una caricia, espera impaciente otro inminente escalofrío. Es inevitable. La suavidad de las manos, hacen que me sienta delicada. Frágil. Me tratan con dulzura, con deseo, con amor. La calidez de esas caricias me obligan a cerrar los ojos. A apretarlos con todas mis fuerzas. Arqueo las piernas. El vientre se contrae. Comienzan los espasmos. Te siento tan cerca, que soy capaz de beberme tus suspiros. Tu aliento me roza los labios. Me estás volviendo loca. Muevo la cabeza de un lado a otro. Araño las sábanas. Mi respiración se agita. No controlo mi cuerpo. Pasión. Placer. Gritos. Oigo el eco de mis pensamientos. Estoy sola. Pero te veo. Te siento encima mía, susurrándome algo apenas audible. Mi cama, ese lugar en donde cada noche te invoco en silencio y te hago completamente mío.
lunes, 27 de febrero de 2012
miércoles, 22 de febrero de 2012
Distancia.
No puedes besarme. No puedes tocarme. Ni siquiera puedes mirarme a los ojos. He perdido la cuenta de los kilómetros que nos separan. He perdido la cuenta de las veces que he deseado estremecerme entre tus brazos. Pero no me importa, porque cuando cierro los ojos, no hay distancia de por medio. Cuando cierro los ojos, sólo estamos tú y yo. Mi imaginación no tiene límites, y en ella, cada noche te abrazo, te beso en los labios, y te susurro al oído todos los ''te quiero'' que me he callado.
sábado, 11 de febrero de 2012
Celos.
Y los celos me cegaron. No pude imaginármelo con otra. Y mucho menos, verlo. No estoy preparada para algo así. Él nunca me juró amor eterno. Él nunca me dijo que fuera la mujer de su vida. Él nunca trató de convencerme para que accediera a su juego. ¿O sí? No. Definitivamente, NO. Todo ha sido culpa mía. No he sabido calcular lo que sentía. No he sabido comportarme. Nunca he sabido comportarme. La palabra ''amor'' me viene grande. ¡Soy una inmadura! ... Pero sé que le quiero. Y también sé que no puedo verle con otra. Es mío. Es mío. Él es mío, y de nadie más. ¿A quién pretendo engañar? Los celos me han cegado, y probablemente a él también. Nunca debí demostrarle mis celos. Nunca debí demostrarle mis sentimientos. Nunca debí enamorarme. Celos. Celos. Malditos celos. Gracias a ellos, los susurros vacíos de sus ''te quiero'' caerán en el olvido y el recuerdo de esos labios, que eran capaces de llevarme a la locura, harán que me atormente cada noche. Así, valoraré todo lo que he perdido gracias a un disparo certero. Gracias a una muerte en vida, causada por el arma más potente y letal: los celos.
miércoles, 8 de febrero de 2012
El juego.
He llegado a la conclusión de que no me importas. Sólo fue un capricho pasajero. Yo puse las reglas del juego, y las cumplí a rajatabla. Lo pasamos bien. Muy bien. Pero ya ha terminado. Empiezo a sentirme incómoda. No es como antes. Hay algo, que es distinto. No me siento la misma. Creo que no he seguido las normas que yo misma propuse. Creo que he perdido. Creo que esto nunca ha sido un juego. He cometido un grave error. El error más grande de mi vida. Me he enamorado. Ojalá no me importaras y todo haya sido un pasatiempo. Intento convencerme de algo ficticio. No me importas. Creía que no me importabas. No sé cómo he perdido las riendas de mi vida, pero ya no puedo controlarlo. Ahora mi vida, eres tú.
viernes, 3 de febrero de 2012
Suscribirse a:
Entradas (Atom)