sábado, 11 de febrero de 2012

Celos.

Y los celos me cegaron. No pude imaginármelo con otra. Y mucho menos, verlo. No estoy preparada para algo así. Él nunca me juró amor eterno. Él nunca me dijo que fuera la mujer de su vida. Él nunca trató de convencerme para que accediera a su juego. ¿O sí? No. Definitivamente, NO. Todo ha sido culpa mía. No he sabido calcular lo que sentía. No he sabido comportarme. Nunca he sabido comportarme. La palabra ''amor'' me viene grande. ¡Soy una inmadura! ... Pero sé que le quiero. Y también sé que no puedo verle con otra. Es mío. Es mío. Él es mío, y de nadie más. ¿A quién pretendo engañar? Los celos me han cegado, y probablemente a él también. Nunca debí demostrarle mis celos. Nunca debí demostrarle mis sentimientos. Nunca debí enamorarme. Celos. Celos. Malditos celos. Gracias a ellos, los susurros vacíos de sus ''te quiero'' caerán en el olvido y el recuerdo de esos labios, que eran capaces de llevarme a la locura, harán que me atormente cada noche. Así, valoraré todo lo que he perdido gracias a un disparo certero. Gracias a una muerte en vida, causada por el arma más potente y letal: los celos.

1 comentario:

  1. Hola! me encanta tu blog :) amo tu forma de escribir, transmites mucho o, por lo menos, interpeto mucho tus palabras! Y sip, los celos, en cierta medida, son lindos porque son una forma de demostrarle a esa persona que te importa, y mucho. Pero hay que saber tener un limite, es un arma de doble filo. Puedes cortarte si aprietas muy fuerte. Y a veces esas heridas sangrantes se curan, pero dejan cicatrices para toda la vida. Suerte, un beso! Cuando puedas pasate por mi blog :D

    ResponderEliminar