miércoles, 9 de noviembre de 2011

Pompas.

Mi vida, esa pompa llena de ilusiones y esperanzas que asciende y asciende, con el fin de subir al cielo y tocar lo más alto. Con el fin de traspasar las nubes, y sentir que nadie puede detenerme, que soy totalmente libre. Cuando esa pompa ha subido demasiado, desaparece. Explota, haciendo un sonido inaudible pero ensordecedor a la vez. La pompa se ha desvanecido, se ha hecho añicos ante mis ojos, así como se hace añicos mi vida. El estruendo de su destrucción, sólo ha sido captado por algo medianamente pequeño e insignificante en el universo. Ese algo, es lo que me mantiene viva cada día. Ese algo, es un corazón, deshecho y cansado de tristezas y desilusiones. De todas formas, si algo sé, es que a lo largo del tiempo puedo hacer muchas más pompas que asciendan hacia el cielo. Y espero con ansia, que alguna de ellas sobreviva a la gravedad y demás inclemencias, que no son necesariamente del tiempo, y vuele hacia lo más alto. Con su vuelo infinito, mi alma se verá reconfortada en aquello que la pompa llamaría cielo, pero yo llamo, felicidad.

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